lunes, 17 de diciembre de 2007

Manifestación del Espíritu de Cristo del 30 de junio de 1979


Sentido y Finalidad de tu Vida en la Tierra


Primera Parte


El Espíritu de Cristo se manifiesta:

«Yo Soy la vida, el Espíritu de eternidad a eternidad. No es la carne la que os dirá que soy el Hijo de Dios, sino sólo el Espíritu interno, que quiere reconfrontar a cada hombre.

Por eso no preguntes a tu vecino -¿crees tú que Éste es el Hijo de Dios, que nos está hablando?- Yo te digo, has preguntado a la carne. Pregunta al Espíritu, que vive dentro de ti, hazlo sin prejuicios; reza; Cuando te haya llegado el momento, el Espíritu interno pondrá la verdad en tu corazón; pues la carne está llena de problemas y egoísmos. El intelecto no te puede dar la respuesta a este respecto, sino sólo Aquél que vive dentro de ti, que desea reconfortante y conducirte al Reino eterno, el Cristo de Dios, la gloria viviente en ti.

Han pasado aproximadamente 2000 años, la humanidad aún sigue preguntando: “¿Cuál es el sentido y la finalidad de nuestra vida en la Tierra? Nuestra meta es la muerte, detrás de ella está el fin, también para mí como hombre que soy”. “El sentido y la finalidad de tu vida en la Tierra, oh hijo de los Cielos”, es el reconocerte a ti mismo, pues a través del autorreconocimiento llegarás al reconocimiento de Dios. Si puedes captar el sentido de estas palabras, entonces también reconocerás tu meta y sabréis de dónde procede tu ser eterno. Procede de los Cielos, del Reino del Amor, hacia allí deseo volver a conducirlo.

Mientras que el hombre no crea en el Creador de todas las cosas; verá su muerte ante, los ojos. Muchas personas viven en esta fantasía, quieren regocijarte en la vida, porque no han reconocido el sentido y la finalidad de su vida en la Tierra.

En nombre de Mi Padre, que también es vuestro Padre, os hablo, hijos Míos; abandonad las imágenes de fantasía, que os han sido impuestas durante miles de años, captad y reconoced al amor, al Espíritu eternamente vivo y puro, que vive en toda alma. Cada uno de vosotros debe saber, que su alma no ha estado sólo una vez sino muchas veces, en un cuerpo de carne y hueso.

¡Oh hijos Míos! Sería tan importante que la humanidad supiese acerca de la enseñanza de la reencarnación. El que no sabe nada de la reencarnación y del karma, la culpa del alma, ese se pregunta: “¿Porqué vivo en esta Tierra? ¿De dónde vengo y adónde voy? ¿Existe un Dios justo, y por qué permite Él estas injusticias? Estoy enfermo, el otro está sano, ¿qué es lo que he hecho? Yo vivía y vivo como mi vecino y como mi compañero de trabajo. ¿Por qué tengo que enfrentarme en mi juventud con la muerte? Todos ellos que se aferran más al mundo que yo, viven en la plenitud!”

Cuando el hombre no sabe lo que significa “causa” y “efecto”, entonces acusa a su Dios y le hace responsable de la injusticia.

He aquí algunos ejemplos: Un mendigo en el camino pide unas monedas, aquí pasa un coche con un príncipe, allí pasa un rico; el mendigo les mira y dice: Si yo fuese rey o rico en este mundo, daría todos mis bienes; pues quien puede sentir más que yo, lo que significa ser pobre.

Oh ved, en una próxima vida, el alma del mendigo tendrá la posibilidad de vivir en el cuerpo de un rico de este mundo, incluso como hijo de un rey. El alma del mendigo puede entonces hacer realidad lo que había dicho. Puede repartir de la abundancia. A menudo en un hombre rico, en un rey, hay una antigua alma de mendigo, a la que le es dada la oportunidad de hacer el bien, pues antaño había sido la voluntad del mendigo. Pero también puede estar el alma de un antiguo rey en un mendigo, pues toda alma tiene que aprender a pedir y agradecer.




Continúa...

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